Por José Alberto Gaytán García *
Isidro Esparza Medina, nació en Guadalcázar, San Luis Potosí, el 15 de mayo de 1850, estudió la carrera de maestro en la Escuela Normal del Estado. En 1909, fundó en la capital potosina el Colegio Independencia; en este colegio educaba a niños y jóvenes de todas las clases sociales que ingresarían más tarde al seminario, a la Escuela Normal y al Instituto Científico Literario, hoy la Universidad de San Luis Potosí.
Debido al cariño y entrega del profe Isidro, el Colegio Independencia adquirió fama estatal, al grado que no había concurso de aprovechamiento escolar que no ganaran los alumnos de esta escuela. Al pasar los años, la vocación docente del maestro Isidro y su amor por la enseñanza aumentaron sin medida, por ejemplo, cuando algún alumno traía los zapatos rotos, el profe buscaba la manera de comprarle zapatos nuevos, de igual forma, conseguía una libreta, una camisa o un pantalón a aquel alumno que le hiciera falta.
Al lado del Colegio instaló una cocina que atendía su esposa Lucía, ahí les daba de comer a los alumnos más humildes, que eran aquellos que iban a la escuela sin probar un bocado de comida, estos alumnos eran fáciles de identificar porque el cansancio los vencía fácilmente y exhaustos se quedaban dormidos sobre el mesabanco. Cuando algún alumno faltaba a clases, el maestro visitaba por las noches a su familia, platicaba con sus padres y en forma desinteresada se ofrecía para resolver algún problema familiar que estuviera afectando la asistencia del niño a clases.
Todos los días, diez minutos antes de iniciar las clases, el profe Isidro pasaba una estricta revisión en el patio de la escuela, todos los alumnos debían de estar aseados, zapatos limpios, manos limpias, bien peinados, etc. Las actividades en el colegio iniciaban a las siete de la mañana y terminaban a las diez de la noche. Después de las seis de la tarde había actividades para los padres de familia, así que de una u otra forma, la familia del alumno también iba a la escuela.
Cuando se consolidó la fama del Colegio Independencia, sus amigos le preguntaban al profe Isidro que como le hacia, que cual método educativo aplicaba, “ninguno especial”, respondía con humildad, solo les digo que “Seneca tenía razón cuando decía que enseñando se aprende”.
En 1917, un grupo de ex alumnos, entre ellos, músicos, poetas, escritores, y figuras prominentes de los negocios y la política de San Luis Potosí, se dieron a la tarea de gestionar ante el presidente Venustiano Carranza la aprobación del “Día del maestro”, proponiendo al primer mandatario que fuera el 15 de mayo en reconocimiento a la abnegada vocación del maestro Isidro Esparza Medina, quien nació un 15 de mayo. El presidente Carranza, callado y emocionado escuchó el relato acerca del profe Isidro Esparza, haciendo el siguiente comentario: “Señores, eso quiere decir que ese maestro Isidro es un profe de a deberás, de esos que se alumbran con un quinqué y se parten el alma frente al pizarrón”, “sí señor”, le respondieron los integrantes de la comisión, “de esos profes es, como usted bien lo dice”. El presidente Carranza felicitó a la comisión por tan noble iniciativa, comprometiéndose a gestionar el asunto ante la Cámara de Diputados, antes de despedirse, les pidió el siguiente favor: “Salúdenme al profe Isidro y díganle que México necesita muchos profes como él para cumplir los programas y anhelos de la revolución”.
En septiembre de 1917, durante los trabajos de la XXII Legislatura del Congreso de la Unión, los diputados Benito Ramírez García y Enrique Viesca Lobatón, hicieron la propuesta de celebrar el día del maestro el 15 de mayo. La propuesta se aprobó el 27 de octubre de ese año, el asunto pasó a la Cámara de Senadores y en diciembre de ese año, el presidente Carranza firmó el decreto que declaró oficialmente el esa fecha, como el Día del maestro. A partir del 15 de mayo de 1918, todos los años celebramos en este país el “Día del maestro”.
El profe Isidro siguió dando clases, se hizo más famoso y querido, la ciudad de San Luis Potosí le realizó un homenaje para nombrarlo “Benemérito de la ciudad”. En junio de 1931, cuando iniciaba una de sus clases, se le paró el corazón a la edad de 81 años, su cuerpo sin vida quedó recostado sobre su escritorio lleno de papeles y libros. El colegio Independencia siguió trabajando varios años más, cerrando sus puertas para siempre en agosto de 1960.
La historia del maestro Isidro Esparza Medina, sirve para recordar a muchos maestros y maestras cuyos nombres están perdidos en la memoria de la sociedad mexicana. La noble labor de estos valiosos hombres y mujeres esta empolvada en los sótanos de la historia de la educación de este país. Estos abnegados maestros, al igual que el profe Isidro, se alumbraron con un quinqué y se partieron el alma frente al pizarrón y fueron como dijo el presidente Carranza, “maestros de a deberás.
No debemos olvidar a estos queridos maestros, su legado docente y su desmedido cariño por la educación, sirven de guía e inspiración para nuestros “Isidros modernos”, que por cierto, le siguen haciendo mucha falta a México para cumplir los programas y anhelos de la Revolución. Felicidades a todos los maestros en su día, en especial a los maestros del Tecnológico de Misantla.
jalbertogaytangarcia@gmail.com
A100R6/17
Acerca del autor
- José Alberto Gaytán García ha escrito artículos y ensayos de corte académico en diarios y revistas de México y de los Estados Unidos; ha participado en importantes proyectos académicos e impartido conferencias sobre temas de historia, tecnología y educación en el marco de las relaciones entre México y los Estados Unidos, tema en el cual realizó sus estudios de doctorado en The Graduate School of Internacional Studies de la Universidad de Miami.
- Cultura General10 agosto, 2022Michio Kaku: científico del futuro
- Cultura General29 junio, 2020Miguel Alcubierre: viajero de las estrellas
- Cultura General6 abril, 2020Niños brillantes (Segunda parte)
- Cultura General6 abril, 2020Niños brillantes (Primera parte)