Por José Alberto Gaytán García *
En 1995, un grupo de estudiantes mexicanos que cursábamos distintos programas doctorales en la Universidad de Miami, nos dimos a la tarea de organizar una asociación estudiantil para promover eventos culturales de nuestro querido México, que por cierto, desde “la otra orilla”, se le quiere, se le extraña y se le valora más. La idea de formar la Asociación surgió después de ver como otros grupos de estudiantes internacionales tenían sus agrupaciones impecablemente armadas. Con nostalgia por no poder hacer lo propio, veíamos como con la ayuda de sus respectivos gobiernos, los estudiantes colombianos, japoneses, hindúes, italianos y de otros países presentaban magníficos espectáculos culturales.
En la semana internacional de la Universidad, los colombianos, por ejemplo, traían desde Colombia una orquesta de ballenato de las grandes y al sonar los tambores de La pollera colorá hacían bailar a la comunidad Latinoamericana. Además de la música, presentaban conferencias, exposiciones, muestras de la rica cocina colombiana, artesanías y hasta una chiva llevaban, la chiva es uno de los símbolos más populares de Colombia, es un autobús de pasajeros pintado con los colores nacionales, lo adornan con la mercancía que transportan los campesinos por el interior del país.
Hubo aspectos externos que también contribuyeron a la formación de nuestra Asociación; por esos días, Andrés Oppenheimer, un conocido columnista del Miami Herald, publicó el libro Bordering on Chaos, en español se tituló En la Frontera del Caos, el libro hizo mucho ruido en Estados Unidos, principalmente en Miami, donde el tema de México esta muy politizado por los malentendidos que habían ocurrido entre la comunidad cubana anticastrista y el Gobierno mexicano a quien dicha comunidad acusaba de apoyar al régimen de Fidel Castro.
En el libro, Oppenheimer ataca de fea manera a la clase política mexicana, lo cual propiciaba que en las presentaciones del libro y en las estaciones locales de radio, la gente que no conocía bien el tema, al calor del debate hiciera comentarios dolosos y ofensivos en contra de México.
Este tipo de asuntos molestaba mucho a las autoridades diplomáticas, recuerdo muy bien como un día, el Cónsul de México, Luis Ortiz Monasterio, me mandó llamar para preguntarme lo siguiente: “Oiga… ¿entre todos ustedes no habrá un tigre verdaderamente mexicano que salga al quite y conteste con altura las ofensas que se dicen contra México?”, utilizando sus propias palabras, le conteste “no señor, no hay uno, hay 22”, la mayoría, estudiantes de honor, todos realizando doctorados y casi todos becados por el Gobierno de México, le expliqué que en ese grupo pensábamos que una manera correcta de contestar dichas ofensas era promoviendo eventos culturales mexicanos de primer nivel; le pedí que nos ayudara a lograr dicho propósito, con una gran visión y entusiasmo único, don Luis me tomó la palabra y nos ayudó “¡y vaya que si lo hizo!”, así nació la Asociación de Estudiantes Mexicanos de la Universidad de Miami. Los líderes más entusiastas del grupo eran Socorro Zavala, Rolando García, su esposa Alicia García, José Saud, Mario Montesinos, Rafael Velázquez, etc.
Después de cumplir con los requisitos internos de la Universidad, entre otros, celebrar elecciones, por 22 votos fui electo presidente de la asociación y reelecto durante los cuatros años siguientes. Gracias a la inolvidable gentileza y valiosa ayuda de don Luis Ortiz Monasterio y de su esposa Lupita, llevamos a lo mejor de México para organizar presentaciones de libros, conciertos, conferencias, exhibiciones de arte y debates magníficos, como el que presentamos sobre las elecciones de México con el ex canciller Jorge Castañeda. Participamos en el homenaje que le hicieron los poetas del exilio cubano al maestro Octavio Paz. Después del homenaje convivimos con el Premio Nobel de Literatura en una velada inolvidable que se realizó en un famoso restaurante de Miami que se llama “El Versailles”, el maestro Octavio Paz se portó amable y accesible, estaba muy emocionado por el homenaje y por las muestras de aprecio y reconocimiento que le brindaron los círculos intelectuales y académicos de “la otra orilla”. En dicho lugar nos tomamos la foto con Octavio Paz que documenta el presente artículo.
En 1998, al embajador Luis Ortiz Monasterio, lo cambiaron al consulado de Dallas, antes había sido embajador en Jamaica, después lo nombraron embajador de México en Colombia y luego embajador en Irán, ahí le perdí la pista. La partida de don Luís nos dejo tristes y un vació sentimental profundo, en su relevo llegó otro inolvidable amigo, el Cónsul Oscar Elizundia Treviño, quien no escatimó en amistad, apoyo y en toda clase de gentilezas para consolidar la influencia y el poder de nuestra Asociación; gracias a él, ganamos entrañables amigos e hicimos importantes alianzas políticas y culturales dentro y fuera de la Universidad de Miami.
La primera conferencia que realizamos tiene un recuerdo especial, la impartió Andrés Henestrosa, una de las figuras capitales de las letras y la cultura de México y de Hispanoamérica, tema del próximo artículo.
jalbertogaytangarcia@gmail.com
A32R6/17
Acerca del autor
- José Alberto Gaytán García ha escrito artículos y ensayos de corte académico en diarios y revistas de México y de los Estados Unidos; ha participado en importantes proyectos académicos e impartido conferencias sobre temas de historia, tecnología y educación en el marco de las relaciones entre México y los Estados Unidos, tema en el cual realizó sus estudios de doctorado en The Graduate School of Internacional Studies de la Universidad de Miami.
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