Mi Papá

Por José Alberto Gaytán García* 

Mi Papá Alberto Gaytán, nació el 14 de septiembre de 1934, en un pequeño poblado asentado en las riberas del río Pánuco que se llama “Reventadero.” Este lugar pertenece al municipio de Pánuco, localizado en el norte de Veracruz, frontera con Hidalgo, Tamaulipas y San Luís Potosí. El poblado está enclavado en el corazón de la Huasteca, vocablo nativo que quiere decir “lugar de guajes” aunque creo que se equivocaron, a la Huasteca le debieron llamar “lugar del petróleo,” verán por qué; cuentan las personas mayores de allá, que a “Reventadero” le llamaron así porque al inicio del siglo pasado, ahí reventaron gran parte de los primeros pozos petroleros del país. El reventadero de pozos anunciaba con espectaculares chorros de “oro negro” que bajo el suelo de la región se encontraba una inmensa riqueza y en efecto, así fue, en la Huasteca se descubrieron los yacimientos petroleros más grandes del mundo.

Cuando mi Papá tenía un año de edad mi abuela Natalia murió, así que él y sus hermanos, Adolfo, Lucino y Margarita, se enfrentaron a la vida solos, para mi Papá esta situación fue peor por ser el menor de la familia.

Durante el auge del petróleo, “Reventadero” fue una prospera población en la cual la tienda y la carnicería de mi abuelo Vidal eran las que mandaban. Mi Papá creció y se hizo hombre en las duras faenas de los negocios de mi abuelo, dichas faenas empezaban a las cinco de la mañana con la ordeña de las vacas y terminaban a medianoche con los trabajos de limpieza y preparativos del siguiente día de la tienda y la carnicería.

Durante la escasez de mano de obra de la Segunda Guerra Mundial, mi abuelo se llevó a mi Papá y a mis tíos a trabajar a un rancho algodonero del valle de Texas. Quizás lo que en Reventadero pasó, explica lo que ha pasado al país con la riqueza del petróleo: antes de la expropiación petrolera, la riqueza se fue para Estados Unidos, Inglaterra, Holanda y demás países donde vi-vían los dueños de las compañías que extraían el petróleo como la Huasteca Petroleum Company, The Shell y El Águila. Después de la expropiación y cuando el petróleo era de México, el dinero del petróleo se destinó para financiar el excesivo gasto del Gobierno, pero nunca se destinó un poco de esa inmensa riqueza para desarrollar las regiones petroleras del país, como Reventadero, en donde hoy sólo quedan fierros viejos y el cantar del huapanguero de lo que fueron aquellos ricos campos petroleros.

Mi Papá regresó y se casó con mi Mamá Olimpia, con quien aparece en la foto, formaron mi familia, se pusieron a trabajar duro, sin descanso y siempre juntos. Al final del sexenio de López Portillo, el país cayó en una grave crisis económica provocada por la fuga de capitales, caídas del precio del petróleo y severas devaluaciones del peso frente al dólar. Las carnicerías, restaurantes, comedores y el primer servicio de transporte escolar que hubo en Pánuco, negocios de mis Papás, no se salvaron y al final se fueron a pique junto con miles de negocios que quebraron en ese tiempo en todo el país.

Mi papá

Mis Papás se fueron a los Estados Unidos a empezar de nuevo, debo comentarles que no hay palabras adecuadas para describir el golpe brutal que viven las familias cuando se separan para irse al “Norte” y también lo brutal que es adaptarse a la vida de un país extraño. A la vuelta de 20 años de extenuante trabajo, mis Papás y tres de mis hermanos que se fueron con ellos, Germán, Vidalia y Natalia, vencieron toda clase de adversidades para convertirse en dueños de su propio negocio en el sur de la Florida.

Hace días la increíble jornada de mi Papá terminó en un hospital de la Florida, una enfermedad llamada vasculitis le afectó el sistema inmunológico y le hizo lo que ningún trabajo o problema le habían hecho, derrotarlo y acabarlo. Los doctores creen que adquirió esa mortal enfermedad en los campos agrícolas en donde tuvo contacto con químicos y fertilizantes. Tal vez así fue, mi Papá trabajó muchos años en el corredor agrícola que aparece en el mapa, todos los años este corredor atrae a 300 mil trabajadores y cientos de comerciantes que vienen al sur de la Florida en busca de trabajo y negocios. La ruta de las cosechas se ubica a lo largo de la costa Este de los Estados Unidos, llega casi hasta la frontera con Canadá y regresa al año siguiente al sur de la Florida.

Mi Papá

Inconsolable, pero llena de orgullo, mi Mamá nos recuerda a cada rato que en cincuenta años de matrimonio mi Papá nunca la ofendió y ni le dijo grosería alguna. Además, debo decirles nunca vi tomar a mi Papá ni escucharlo decir groserías y que yo sepa, nunca tuvo problemas con nadie, cuando platico de esto quedo mal parado y tengo que salir con una broma preguntándole a mi Mamá: ¿Oye y entonces mi hermano Gil y yo a quien salimos?

Les comento la historia de mi Papá para recordarles a quienes tienen la dicha de contar con sus padres, que los cuiden, respeten y quieran como si hoy fuera el último día de su vida, créanme que cuando se van ya nada es igual y el dolor que provoca su partida es indescriptible.

Cuando llegué a ver a mi a Papá al hospital ya había fallecido y me quedé con ganas de decirle muchas cosas, como no se pudo en esa ocasión, en el Día del Padre quiero decirle lo siguiente “Papá, no te preocupes, estamos bien, cuidaremos a mí Mamá y saldremos adelante con tu ejemplo de lucha diaria y trabajo duro, decirte por último, que te queremos mucho Pá”.

FELICIDADES A TODOS LOS PAPÁS EN SU DÍA.

jalbertogaytangarcia@gmail.com
A84R6/17

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Acerca del autor

José Alberto Gaytan
José Alberto Gaytan
José Alberto Gaytán García ha escrito artículos y ensayos de corte académico en diarios y revistas de México y de los Estados Unidos; ha participado en importantes proyectos académicos e impartido conferencias sobre temas de historia, tecnología y educación en el marco de las relaciones entre México y los Estados Unidos, tema en el cual realizó sus estudios de doctorado en The Graduate School of Internacional Studies de la Universidad de Miami.

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