Peligro y miedo en la Zeta (Quinta parte)

Por José Alberto Gaytán García*

El objeto aquel oscuro que se empezó a mover en medio de la lluvia y neblina, no era una roca de varias toneladas, como era mi temor, sino una enorme vaca lechera de más quinientos kilos, la cual mero y me mata del susto. La vaca se paró lentamente y se fue como si nada por un costado de la carretera, seguramente hacia alguno de los ranchos lecheros que abundan en la zona de Chiconquiaco.

El caso es que el peligro de sufrir un accidente en esta carretera aumenta considerablemente si a todas las condiciones de inseguridad antes comentadas, le agregamos el miedo, la desesperación y el estrés que se siente al quedar “atrapado” en una situación así. El Señor se apiado de mí al mandarme en el momento que más lo necesitaba, un “Banderilla”, que es uno de los autobuses de la línea de pasajeros del mismo nombre, que cubren la ruta Xalapa-Misantla y demás puntos intermedios. El “Banderilla”, como popularmente le llama la gente, me rebasó raudo y veloz, me le pegue como pude y sin despegármele para nada, logré también cruzar raudo y veloz la parte más fea de la neblina, que fue entre Naolinco y un pequeño y vistoso pueblito que se llama Jilotepec.

Por las pésimas condiciones en que esta la carretera, viajar de noche y con mal tiempo, es una verdadera pesadilla, pero de día, es todo lo contrario, ya que la zona está rodeada de bosques de niebla que conforman una belleza y una tranquilidad única, tan es así, que en este trayecto se construyó el monasterio Budista Dhamma Vihara, el cual está abierto todo el año para cualquier persona interesada en practicar yoga y aprender budismo. El monasterio está ubicado en un pequeño lugar que se llama El Zacatal, justo adelante de Cocoatzintla. Aquí mismo, hay otro lugar que se llama “La virgen”, no tiene pierde encontrarlo porque está casi a orilla de la carretera, se trata de una gran capilla que la gente construyó para venerar un milagro más sobre la existencia de la Virgencita de Guadalupe, quien se apareció en una pequeña cueva que existe en este paraje; la Virgencita dejó esculpida su imagen en una enorme roca, la cual ahora está protegida por la capilla. El doce de diciembre, vienen miles de visitantes de todas partes del estado y del país a saludar a la Virgencita en su día y a darle las gracias por los milagros y favores concedidos. Afuera de la capilla se organiza una especie de feria popular, la cual representa una importante derrama económica de miles y miles de pesos; este dinero, que la Virgencita de Guadalupe les trae cada año, sirve de gran ayuda a los comerciantes de la localidad, especialmente a los que tienen negocios de comida o “asaderos” como les dice la gente. Por cierto, este asunto de la comida, es otro de los atractivos de la ruta que comentamos, en dichos “asaderos” se come sabrosísimo, como en el “Asadero Lupita”, que está muy cerca de La Virgen. Este negocio familiar lo administran varias hermanas; simpáticas y atentas, lo atienden a uno “a cuerpo de rey”, con un sonrisa espontánea y sin maldad, Isabel o Lupita preguntan insistentemente a los clientes “¿quiere más?” o “¿le sirvo otro poquito?”, mientras que uno aún está luchando por terminar la primera tanda del sabroso guisado de conejo en adobo y con las tortillitas hechas mano que cosen en un enorme comal de leña, sin dejar de citar a los frijolitos, el queso fresco, la longaniza y las demás delicias con las que le adornan la mesa, no importa la cantidad que uno se coma, el platillo cuesta lo mismo, unos cincuenta pesos.

La próxima vez que pase por aquí, observe con cuidado y se dará cuenta que la tierra es negra y que abundan las piedras volcánicas, ello se debe a que hace 800 años hizo erupción el “Volcancillo”, un volcán que forma parte del eje volcánico que incluye al Cofre de Perote. La erupción del “Volcancillo” formó un increíble y extraordinario sistema de cuevas y cavernas que están debajo de la carretera por donde uno transita. Este mundo perdido de cuevas es ideal para los amantes de la espeleología y el excursionismo, lo integran principalmente las siguientes cuevas: “Volcancillos”, “Tirantes”, “La higuera”, “La virgen”, “La envidia” y el cráter de 97 metros de diámetro conocido como “Hoyo del becerro”, ubicado junto a una comunidad que se llama Piedra de Agua, que está casi llegando a Xalapa.

En el artículo anterior les comentaba que esta historia de la Zeta aquí terminaría, pero créanme que ha sido imposible hacerlo porque mucha gente me ha escrito para proporcionarme datos y documentos históricos y hacerme valiosas observaciones sobre el tema. Dicha información por su valía merece ser mencionada aunque sea brevemente, por tal motivo, les pido una disculpa y los invito a que lean la próxima semana el final de la Zeta.

jalbertogaytangarcia@gmail.com
A21R6/17

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Acerca del autor

José Alberto Gaytan
José Alberto Gaytan
José Alberto Gaytán García ha escrito artículos y ensayos de corte académico en diarios y revistas de México y de los Estados Unidos; ha participado en importantes proyectos académicos e impartido conferencias sobre temas de historia, tecnología y educación en el marco de las relaciones entre México y los Estados Unidos, tema en el cual realizó sus estudios de doctorado en The Graduate School of Internacional Studies de la Universidad de Miami.

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