Abraham Lincoln (el final)

Por José Alberto Gaytán Garcia*

El periodo presidencial de Abraham Lincoln fue uno de los más difíciles en la historia de los Estados Unidos; en efecto, Lincoln aún no terminaba de saborear su anhelado triunfo electoral que lo convirtió en el décimo sexto presidente de dicha nación, ni acababa de arreglar la mudanza para trasladarse a la Casa Blanca, recinto oficial de los mandatarios estadounidenses, cuando le “reventó” uno de los problemas políticos más graves del país; Carolina del sur y seis estados más se separaron de la Unión Americana, se declararon estados independientes, formaron un nuevo país llamado los Estados Confederados de América y nombraron a Jefferson Davis como su nuevo presidente. Por cierto, por ironías del destino, Davis resultó ser paisano de Lincoln, ya que ambos nacieron en el mismo pueblo.

Como lo comentamos en artículos anteriores, el problema principal que ocasionó dicha secesión, fue el tema de la esclavitud. El país de unos 28 millones de habitantes estaba en términos políticos partido en dos, el Norte, con 23 estados se oponía a la esclavitud, mientras que el Sur con 11 estados, se negaba por todos los medios a que se aboliera la esclavitud. El asunto era muy complicado, ya que los estados sureños consideraban a la fuerza laboral, de dos millones y medio de esclavos, vital para la prosperidad de sus plantaciones de algodón, tabaco, arroz y azúcar. En cambio, los estados norteños consideraban a la esclavitud un asunto ilegal y contrario a la Constitución de los Estados Unidos, además de un factor de atraso económico, decían los del Norte que sin esclavos, el Sur se industrializaría a fuerza, ya que la máquina substituiría al esclavo. Este enfrentamiento terminó en una cruenta guerra civil entre el Norte y el Sur, la guerra duró cerca de cuatro años, de 1861 a 1864, cobró miles de vidas y dejó al país hecho pedazos en todos los ordenes, es decir, en el orden político, económico, moral social y hasta religioso.

Peor aún, la noche del 14 de abril de 1865, en Washington, D.C., John Wilkes Booth, un fanático seguidor de los Confederados, irrumpió el palco presidencial del Teatro Ford y asesinó de un disparo en la cabeza al presidente Abraham Lincoln, quien se encontraba con su esposa Mary Todd y amigos personales presenciando una famosa comedia llamada “Nuestro primo de América.” Esa misma noche fue apuñalado el secretario de estado, William H. Seward, hombre cercano y de todas las confianzas de Abraham Lincoln. Rápidamente se corrió el rumor entre la gente de que una conspiración orquestada por hacendados confederados del estado de Virginia había asesinado a todo el gabinete presidencial. La capital del país se volvió un verdadero pandemonium, los seguidores de Lincoln enfurecidos trataron de linchar al asesino e incendiar el teatro Ford, sin embargo, John Wilkes Booth, logró escapar en medio de la confusión, horas más tarde fue atrapado y asesinado en las inmediaciones de Washington, D.C.

Los intereses que estuvieron detrás de la conspiración que ordenó el asesinato de Lincoln jamás le perdonaron a este gran hombre haber abolido la esclavitud en los Estados Unidos, mucho menos le perdonaron haber obtenido la victoria al frente de las fuerzas de la Unión sobre las fuerzas Confederadas. Así terminó la vida de un gran líder que supo aplicar firmemente los valores de la libertad, la honestidad, el respeto a las minorías, a las libertades civiles, etc. Finalmente, habrá que señalar que en materia de perseverancia y determinación, el caso de Lincoln es un gran ejemplo a seguir, ya que gracias a su espíritu inquebrantable superó todo tipo de adversidades, logrando convertirse en un héroe nacional en su país y en una figura mundial de enorme admiración y respeto.

jalbertogaytangarcia@gmail.com
A31R6/17

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Acerca del autor

José Alberto Gaytan
José Alberto Gaytan
José Alberto Gaytán García ha escrito artículos y ensayos de corte académico en diarios y revistas de México y de los Estados Unidos; ha participado en importantes proyectos académicos e impartido conferencias sobre temas de historia, tecnología y educación en el marco de las relaciones entre México y los Estados Unidos, tema en el cual realizó sus estudios de doctorado en The Graduate School of Internacional Studies de la Universidad de Miami.

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